miércoles, 7 de marzo de 2012

Los tres golpes en mi puerta

Y allí estaba, una perra, rebelde, vendida, señora, dama, estúpida… La palabra que recorría por todos aquellos que conocía y supuestamente eran mis amigos o conocidos. Vestida de blanco como siempre lo quiso mi abuela cuando yo jugaba con muñecas mientras ella se mecía en su silla. Veía una alfombra roja que esperaba ensuciar con mis zapatillas sacadas de un cuento de hadas perfectamente calzadas. Tenía todos estos sobrenombres, porque era algo diferente en esta nueva sociedad, vestía de blanco a mis 18 años para entrar a una iglesia a casarme, a entregar mi vida a la persona que ame desde los 11 años de edad cuando nos encontramos en el primer día de secundaria aun siendo infantes, exponiéndonos a el mundo de los grandes.
Iba abrir la puerta pero el conductor lo hizo por mí y allí afuera estaba mi padre con una sonrisa en sus labios y sus ojos casi aguados.


- Ali, acabo de ver a tu madre reflejada en ti- dijo mi Padre mientras oprimía sus dedos en sus párpados para no mostrar sus lágrimas. Yo sonreí nerviosa y le dije -¿Tú traes mi teléfono papá? - le pregunté mientras él me lo pasaba y continúe explicándole para que lo quería. -Agustín siempre llega tarde a todo lado, no quiero imaginar que apenas esté despertando.-


-Hija, ¡es el día mas importante para él!-


-Si papá, anoche se acostó muy tarde a dormir y… no quiero que nada salga mal hoy.-Cuando dije esto fue como ir horas atrás recordando cuando nos despedimos en su viejo cadillac rojo.


Veía sus ojos café variante, lo decía así porque sus tonalidades variaban por días, sentía su respirar en mi mejilla. -Debo entrar a casa, ya es tarde y mañana nos espera un largo día- Le dije sosteniendo su cara entre mis manos, el sonrió y dijo - Solo es una boda, una celebración… yo ya estoy comprometido y aferrado a ti por toda la vida- Yo le revolqué el cabello y mirando al suelo le dije - No solo es una boda, es nuestra boda, además estoy escribiendo una nueva historia donde mi protagonista eres tú y mañana te la mostraré después de la fiesta.- Él me miró, se quedo en silencio por unos segundos clavando esa mirada en mi mirada y corto su silencio con :
-Sé que haces todo esto por tu mamá, nunca estuvo de acuerdo con lo nuestro y…- Lo interrumpí, -Ella no tiene nada que ver… llueve muy fuerte, es tarde y es hora de entrar- La noche anterior no besé a Agustín, dejé en él parte de mi alma y él me la entregaría en el altar. Bajé del auto entre la lluvia, corrí y entré a casa, cerré la puerta y me recosté contra ella y en menos de un segundo tres golpes sonaron. -¿Agustín?- Pregunté; procedí a abrir y solo había lluvia y viento, no había nadie afuera.


-Es hora de entrar a la iglesia mi vida- Se interpuso en mi recuerdo la voz de mi padre, me tembló la voz y dije -Vamos-.


Salió mi madre la cual poco se dirigía la palabra con mi padre y le dijo algo casi susurrando, luego me miró angustiada; sus ojos reflejaban terror, tristeza y una avalancha de desgracia, entonces pregunté -¿Qué ocurre? ¿Agustín no ha llegado? ¿MAMÁ? ¡RESPÓNDEME! ¿Agustín ya llego? -Ella me miró, busqué el rostro de mi padre pero él miraba al suelo desconsolado, mi madre me tomó por los hombros, me abrazó y me susurró al oído -No ha llegado- Me solté de entre sus brazos y busque en la libreta de mi iphone para llamarlo.

 -¡No lo llames! Alice, ¡no lo llames! Él… no a llegado y no llegará- Dijo mi madre.
La mire mientras mi respiración asesinaba mis pulmones y con mi voz temblorosa grité -¿Dónde esta? Mamá, ¿Dónde está Agustín?- Ví como las personas salían de la iglesia preocupadas y veía a la hermana de Agustín llorando desconsolada.

(seguir leyendo con la melodía)




La luna se burlaba de mis lágrimas, casi congelándolas con el viento. Estaba sentada en el balcón de mi casa mirando esa luna la cual debería estar contemplando junto a él lejos de esta ciudad. No paraba de preguntarme ¿por qué?. Entró mi madre a mi habitación y dijo - Alice, ya hable con la policía y con su familia… Agustín se suicido anoche a eso de las 9 p.m. -La miré incrédula, como esa zorra que se decía que yo era y le grité -¡Anoche el me dejo aquí a las 12 de la media noche! ¡Quiero verlo! Mamá, ¡quiero verlo!- Mi madre me calmó y me sentó casi a la fuerza en mi cama -Debes descansar, mañana podrás ir a su casa y hablar con…- Empujé a mi madre y corrí llorando, sintiendo como mi pecho se desgarraba, salí a mi jardín mientras la lluvia empapaba mi cabello y cubría mi pecho, mis rodillas aplastaron las flores que de niños él y yo plantábamos como prueba de nuestro amor. Los gritos hacían coro con los truenos de la noche pidiéndole a las estrellas que me devolvieran la felicidad.


Tres meses después.

El bosque rodeaba la inmensa casa en la que pasaría el resto de mi año. Abrí la puerta del auto y cerré los ojos escuchando como el viento hacía que las hojas y las ramas se chocaran e hicieran una calmada melodía.


-¿Estas segura de que quieres estar aquí sola?- Dijo mi padre mientras bajaba las maletas del auto, lo mire, le di un beso en su mejilla y le dije -Lo necesito.-


Cuando la puerta principal se abrió hizo que todo dentro de la casa se moviera al entrar la ventisca, acumulé las maletas en la gran sala y observé las antiguas escalas de madera.


-Eso es todo papá, ya te puedes ir, el viaje no es muy corto y quiero que llegues antes que caiga la noche en la ciudad- Me miró preocupado y luego miró el interior de la enorme casa -Estas a 25 minutos del pueblo, ¿Cómo harás para comer y para…- lo interrumpí diciendo-Yo se como hago las cosas…Te amo- Cerré la puerta, me recosté en ella y recordé los golpes que esa noche había sentido y que después, al abrir la puerta, solo había lluvia, lo volví a hacer en ese instante y vi cómo el auto de mi padre se iba entre el sendero de arboles. Cerré lentamente la puerta, le puse los dos grandes seguros y observé lo que me esperaba. Una gran casa, creería yo, construida a mediados de 1800, amoblada a mediados de 1900, pintura de la época medieval y un ambiente de la era del hielo.


Después de unas dos horas puse mis maletas en mi nueva habitación y me senté en la gran cama frente al viejo televisor. Saqué mi laptop y dije a sí misma -Debo aprovechar mi momento para escribir.-


Desde ahí aprendí a escribir, se convirtió en mi pasatiempo número uno. Recordé ese día cuando la nieve atropellaba mis labios.


Tenía 11 años y Amanda Bruni la niña más detestable de mi colegio había lanzado mis guantes a la improvisada pista de hielo que había frente al instituto. Andaba casi resbalando y ya estaba a unos 6 metros de mis guantes, y también a 6 años de perturbación junto a Amanda, escuché ese sonido, como cuando en una fiesta infantil los niños comienzan a jugar con los vasos plásticos; el hielo se comenzó a agrietar, el viento botó mi gorro lejos de mi alcance y mi cabello atrapaba mi rostro. Hace días atrás había visto como cerca a mi casa sacaban del lago a un perrito, un pastor alemán totalmente congelado y en mi mente no veía a ese animal, si no a mi. Tomé los guantes y cuidadosamente di pasos para salir de allí, sentía cómo mis piernas se congelaban lentamente, tenía la mitad del cuerpo sumergido y mi garganta se rompía a gritos. Una mano cálida me tomo y me ayudo a salir arrastrándome hasta tierra firme, me abrazó y dijo -Tranquila, todo está bien- Lo vi, sus ojos eran café claros, bajé mi mirada algo avergonzada y cuando nuevamente busque sus ojos eran café un poco más oscuros. -Muchas gracias- dije, él sonrió -Agustín, soy de segundo de secundaria, bienvenida- Esa noche llegué a mi casa, saqué mi cuaderno especial de escritura y el título del más sentido poema, era AGUSTÍN.


Frente a mi laptop y ya casi a la oscuridad yacía una página de Word con el título AGUSTÍN. Me levante de la cama y prendí la luz, la casa era tan vieja que las luces prendían lentamente, me senté en la cama y empecé a escribir hasta que interrumpió mi concentración el timbre de mi celular el cual era: Pumped up kicks.


-¿Qué quieres Liza? Si, tu mejor amiga está totalmente bien… si tengo internet, no estoy conectada porque no quiero sólo quiero estar concentrada escribiendo… si amiga… si… tendré el celular a mano por si algún asesino de película intenta entrar a la casa. Bye- Colgué el teléfono, lo apagué y lo guardé en la mesa de noche; seguí con la escritura mientras comía una lata de atún y cuando tomé la cuarta cucharada la luz se apagó y quedé en absoluta oscuridad, solo iluminaba mi rostro la pantalla de mi laptop. Me levanté, moví el suiche y no prendió, me senté de nuevo en mi cama, miré el reloj, marcaba las 8pm, tomé mi medicina para dormir y seguí escribiendo.


Algunas veces soñaba con un lago azul que se volvía en un instante rojo, corría entre los arboles huyendo de algo o de alguien, era la décima vez que soñaba con ésto, solo que algo diferente ocurrió, un grito ensordecedor me despertó. Estaba agitada, como si de verdad hubiese corrido entre los árboles, presione el táctil de mi laptop para que diera luz y me calmara, miré el reloj y marcaba las 11:59 p.m. Probé si ya había llegado la luz pero no daba vida, busqué entre mi maleta una linterna y fui al baño, la madera de el piso sonaba mientras andaba y tres golpes interrumpieron el sonido del piso, tres golpes en la puerta principal. Me quedé en silencio durante unos segundos mirando hacia el primer piso. Grité desde ahí -¿Quién es?- Mientras bajaba las escalas intentando que no rechinaran iluminaba mi camino con la pequeña luz de la linterna, una vez en la puerta y nuevamente pregunté -¿Quién es? ¿Papá?- El silencio inundaba la noche. Corrí cuidadosamente la cortina de una de las ventanas y no había nadie afuera, solo una pequeña brisa que llenaba el vidrio de lagrimitas del cielo. Cerré la cortina y empecé a subir las escalas soltando un grito al escuchar nuevamente tres golpes en la puerta, corrí, quité los dos seguros pero dudé en abrir, la respiración se me cortaba y mi corazón golpeaba mi mente. Abrí y el viento entró a la casa, no había nadie afuera, solo arboles revolcándose entre ellos, pero pude ver algo a unos 6 metros de las escalas de entrada a la casa, salí y con una mano tome fuertemente la linterna iluminando lo que había en el suelo, con la otra mi cabello para que no atrapara mi rostro y me trajera recuerdos. Una gorra roja yacía en el césped, abrí mis ojos aterrorizada al ver el nombre que tenia enmarcado al frente, AGUSTÍN. Corrí dentro de la casa, cerré, le puse los dos seguros y lancé la gorra sobre la mesa del comedor, subí a mi habitación como auto sin frenos, cerré la puerta y dejé que las sabanas se llevaran mi cuerpo y mis sueños.


Mi frente se golpeo contra la laptop y eso me llevo a abrir los ojos y el sol entraba por la pequeña ventana, el reloj marcaba las 8 a.m. Cuando llegue al primer piso pasé por el lado de la mesa del comedor ignorando lo que había sobre ella, tomé algunas frutas y empecé a picar cuidadosamente y el ruido que hacia el cuchillo contra la tabla de picar se confundió con tres golpes en la puerta. Agarré el cuchillo en forma defensiva pero me calmó una voz que hizo melodía después de los golpes -¿Hay alguien en casa? ¿Hola?- Corrí, quité los seguros y abrí la puerta.


Lo primero que pude observar fue un cabello castaño claro, unos ojos azules oscuros y una boca perfectamente formada que se movió al decir -Así que tu eres la bruja del bosque (sonriendo)- Lo miré extrañada -¿Qué?- él procedió a contestar -No imaginé que la bruja fuera tan linda y vistiera así- Me percate que solo llevaba mi ropa interior y un gran camisón el cual intenté bajar hasta mis rodillas con vergüenza. -Tranquila, vivo cerca, entre el bosque y anoche hizo tormenta, a veces dejo mis cosas afuera y el viento se las lleva, ¿No habrás encontrado una camisa y una gorra?- Lo miré asustada y solo pude decir -¿Cómo te llamas?- él con su perfecta sonrisa respondió -Agustín-.




Por. Nicolás Castro
Editor: Andrés Pérez

2 comentarios:

  1. Esta historia abre la puerta a muchos interrogantes!
    No quiero perdérmela, me dan ganas de leer más y más; Simplemente me atrapo, inmediatamente comencé a leer, deje de hacer todo lo que estaba haciendo y me concentré total, no es difícil imaginarse el lugar, los personajes y sentirse como espectador directo de esa escena, es demasiado descriptiva, me ENCANTO!

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  2. Veeeeeee un año y varios días, necesitamos más de esto!

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